Tras diecisiete horas metido en un tren con la familia Monster con un hijo de 6 años que no sabe hablar, y solo sabe berrear. Te ¿despiertas? a las 5 de la mañana porque has llegado a tu destino; estás cansado, de mal humor, apenas has comido porque lo que venden en el tren no es comida, son cosas amargas y picantes que te metes en la boca; sin ducharte ni asearte y cargando una mochila grande sales a la calle buscando un poco de luz que no encuentras porque el sol todavía no ha salido; y en menos de 20 segundos te encuentras rodeado de 10 hiper-pesados que quieren que vayas en su rickshaw, que duermas en su guest house , que te hagan de guía para los palacios de la ciudad. Empujándose entre ellos, gritando a medio palmo de tu cara, persiguiéndote y diciendote que te van a esperar vayas donde vayas. Entonces oyes una vocecita en tu interior... tachán!! bienvenidos al Rajastán!!bienvenidos a Jaipur!!
Resolví este formidable ejercicio de autocontrol y relajación agradeciendo uno a uno por la ofertas que me estaban ofreciendo y me refugié temporalmente donde hacen desayunos en la estación.
En Jaipur hay rickshaws que son bicicletas, gente cabalgando en camello y elefantes; dentistas callejeros con sus herramientas de trabajo puestas encima de un tapete en el suelo, y por supuesto hay pícaros de toda índole, pero en este día se llevó la palma un individuo que no se puso ni colorao cuando nos invitó a la boda de su hermana, que resultaba ser ese mismo día. La amabilidad abre muchas puertas y le dimos las gracias por su invitación, lamentando profundamente no poder asistir a tan importante evento. A veces se ponen muy pesados y lo mejor es tomarselo a cachondeo. Recuerdo en Goa que nos rodearon varios chavales insistiendo que alquilaramos una de las cabañas para dormir. Una cabaña tiene una cama para dormir y un agujero para hacer tus cosas, en el mejor de los casos; porque a veces el agujero no está ni siquiera en la cabaña y te tienes que ir de paseo cuando te entran las ganas. El caso es que estaban muy pesados ya y después de un rato diciéndoles que no queríamos nada, ellos seguían insistiendo. Entonces empezamos a interesarnos por las cabañas, preguntando por el precio, con lo que los infortunados comerciales se empezaron a relajar con la confianza que da una venta bien encarrilada. El caso es que tras preguntarles si las cabañas tenían televisor de plasma, wifi y cosas por el estilo, sus caras empezaron a dibujar muecas de incredulidad, y empezaron a ser ellos los que no querían seguir hablando, y al final fueron ellos mismos los que se fueron, sí sí... sin despedirse ni nada!!
Jaipur tiene dentro de la ciudad murallas de estilo árabe. Repleta de colorido y comercios, la ciudad se llena de luz cuando el sol está en su máximo apogeo. En las afueras hay un enorme palacio en lo alto de una montaña. Y al otro lado del valle una muralla muy larga.
Jaipur no es lo mejor de India, pero está muy bien para pasar un día.