Pokhara es la segunda ciudad más grande de Nepal, después de Kathmandu. Ha sido duro llegar aquí porque no hay trenes y tuvimos que hacer un viaje de 6 horas desde la frontera en una furgoneta a través de las enrevesadas curvas de la carretera por la montañas. En el trayecto ya puedes ver los gigantescos valles y los campos de arroz escalonados, y empiezas a ver que todo esto es muy diferente a India. Es tan diferente que, más que otro país, parezca otro planeta.
Los habitantes de Nepal tienen rasgos achinados, aunque siguen siendo morenos de piel, y las chicas son muy guapas. Son bastante amigables, muy tranquilos y no se ponen pesados con nosotros ni nos siguen. Aquí en Pokhara hace un poco de frío y ha llovido ya varias veces; en India no llovió ni un solo día.
Nosotros estamos alojados en Lakeside, un barrio pegado a un lago muy bonito. Es una zona turística y está todo muy cuidado y muy limpio. Está lleno de tiendas de ropa de montaña y hemos podido comprar ropa para abrigarnos a muy buen precio. La ropa está fabricada en China y supuestamente es de menos calidad que la que se vende en occidente. Es curioso dar un paseo por la calle y ver a locales de todas las edades con sus abrigos northface o mammut.
Seguimos viendo alguna que otra vaca por la calle, pero aquí son menos felices que en India porque no son sagradas. Hay restaurantes con la palabra "steak" por todas partes.
El centro de la ciudad es menos turístico y la gente habla menos en inglés. No lo hemos visto todavía lo suficiente, y nos hemos enterado de que hay cine. De camino hacia el centro vimos como la gente hace cola en una fuente para coger agua, y pueden disponer de electricidad durante 8 horas al día.
Guillermo tiene un amigo en Lakeside que se llama Navaraj, el cual tiene una tienda de ropa muy cerca de nuestra habitación. Navaraj (la "j" final se pronuncia como "ch") es muy buena persona e intenta ayudarnos en todo lo que puede. Anoche nos invitó a cenar en su casa, y fue una velada muy agradable.